Dolores Ibárruri Gómez, nacida en Bizkaia en 1895 y fallecida en 1989, fue una de las figuras más destacadas en la lucha por los derechos de las mujeres y las clases trabajadoras en España durante el siglo XX. Conocida como «La Pasionaria», Ibárruri fue una mujer de orígenes humildes que, a lo largo de su vida, se convirtió en una líder política y social reconocida a nivel internacional. Este artículo repasa su vida y legado, desde sus inicios como obrera y madre hasta sus últimas batallas en defensa de la igualdad y la justicia.
Dolores Ibárruri nació en el seno de una familia obrera en Bizkaia. Su situación económica la obligó a trabajar desde joven en un taller de costura y a abandonar su sueño de ser profesora. En 1916, se casó con un militante socialista y minero, con quien tuvo seis hijos, de los cuales solo dos sobrevivieron.
En 1919, Ibárruri publicó su primer artículo político en el diario El Minero Vizcaíno bajo el pseudónimo de «Pasionaria», nombre con el que se la conoce hasta hoy. Un año más tarde, fue elegida miembro del Comité Provincial del Partido Comunista en Bizkaia, dedicándose principalmente a la prensa, propaganda y militancia.
Con la instauración de la Segunda República en 1931, «La Pasionaria» fue nombrada redactora del Mundo Obrero, el diario oficial del PCE. En 1932, creó la Comisión Femenina del partido, buscando dar representatividad a las mujeres adheridas a éste. Asimismo, fue nombrada directora del Comité Español de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo.
Ibárruri fue una de las principales impulsoras del sufragio femenino, que permitió a las mujeres votar por primera vez en las elecciones de 1933. Su figura representó un nuevo paradigma en la representatividad política de las mujeres y en la conquista de sus derechos sociales.
Al estallar la Guerra Civil Española en 1936, Dolores Ibárruri se convirtió en una de las propagandistas más importantes en defensa de la República. Su popularización de la frase «¡No pasarán!» se convirtió en un lema de la resistencia republicana frente a las tropas de los nacionales, que contaron con el apoyo de Mussolini y Hitler.
Durante el conflicto, «La Pasionaria» estuvo en contacto con el pueblo y en los frentes con los soldados, consolidándose como un símbolo de la revolución, del republicanismo y del comunismo en el estado.
Tras la derrota republicana en 1939, Dolores Ibárruri tuvo que exiliarse para evitar ser ejecutada. Continuó sus labores a favor del PCE en Moscú y, posteriormente, en París. Durante los largos años de exilio, viajó por todo el mundo dando conferencias y escribiendo diversos libros, casi todos de índole política.
Con la muerte del dictador Franco en 1975 y el posterior restablecimiento de la democracia en el estado, Dolores Ibárruri regresó a su país natal a la edad de 81 años. A su retorno, fue recibida con honores tanto por comunistas como por la heterogénea población española, que reconocía su lucha incansable por la justicia y la igualdad.
El legado de Dolores Ibárruri, «La Pasionaria», sigue vivo en la lucha por los derechos de las mujeres y las clases trabajadoras en la Península y en todo el mundo. Sus esfuerzos pioneros en el ámbito político y social abrieron el camino para que otras mujeres pudieran acceder a posiciones de liderazgo y reivindicar sus derechos.
Hoy en día, su figura es recordada como un símbolo de valentía, compromiso y resistencia frente a la opresión y la injusticia. «La Pasionaria» demostró que, a pesar de las adversidades, es posible luchar por un mundo más justo e igualitario, y su legado sigue inspirando a nuevas generaciones a continuar esa lucha.